El problema de la contaminación por microplásticos
Hablando de la contaminación por microplásticos, debemos decir que la fase más contaminante de los neumáticos, no es precisamente la que tiene que ver con los neumáticos desechados y arrojados a vertederos. Aunque pueda parecer insólito, un neumático es más contaminante precisamente cuando se encuentra en uso y genera la que ha sido llamada una contaminación por microplásticos.
Según los últimos estudios, el planeta entero se encuentra literalmente invadido por una enorme cantidad de microplásticos, que no son más que pequeñas partículas de goma provenientes en su gran mayoría de los neumáticos, no en desuso, sino de los neumáticos activos que circulan constantemente por calles carreteras y autopistas. Al rozar con el pavimento, y dependiendo de la velocidad a la que vaya el vehículo, un neumático entra en modo de desgaste, y arroja al aire una gran cantidad de microplásticos en forma de un polvillo fino, que es liberado al aire donde puede flotar por semanas enteras, hasta que finalmente llega a las aguas de los océanos y ríos, donde son ingeridos por seres marinos dentro de las cadenas de alimentación, o simplemente son incorporados a nuestros alimentos a través de sistemas de riego, o inhalados por los seres vivos que respiramos este aire que nos rodea cargado de microplásticos.
Anteriormente, se creía que la mayor parte de estos microplásticos provenían de las ciudades, pero estudios realizados por científicos estadounidenses, arrojaron como resultado que, lejos de lo que se venía pensando, la mayoría de los microplásticos se generan precisamente en zonas rurales surcadas por carreteras, donde los vehículos avanzan a mayor velocidad, liberando al aire mayores cantidades de microplásticos.
Nosotros mismos sin salir de casa, generamos microplásticos cuando lavamos nuestra ropa en las lavadoras. Se trata, como en la mayoría de los casos, de ropa que está elaborada con fibras sintéticas, entonces, el sistema de lavado se encarga por sí solo de arrojar a las aguas estos microplásticos altamente contaminantes que terminan flotando en las aguas.
Se trata sin duda de una carrera cabeza a cabeza, donde por un lado compite la contaminación por microplásticos, y por otra parte avanza, a paso más lento, la ciencia, tratando de comprender el funcionamiento de la cadena de producción involuntaria de estos desechos, para con algo de buena luz e ingenio, conseguir la forma de avanzar lo suficiente, como para trancarle el paso a la contaminación por microplásticos.