El problema de los neumáticos fuera de uso arrojados a las calles, puede llegar a convertirse en una circunstancia grave y acumulativa, es decir, que si no se implementan soluciones, como por ejemplo la construcción de una planta de reciclaje orientada a la buena gestión de estos residuos, el número de llantas usadas abandonadas en ciudades, pueblos y municipios, podría representar, aunque tal vez no lo parezca, un verdadero peligro para la salud pública. En Colombia, por ejemplo, son arrojadas anualmente más de 950.000 neumáticos fuera de uso, los cuales van a parar a cabeceras de ríos, quebradas, terrenos baldíos, vertederos ilegales y pare de contar. La situación adquiere dimensiones relevantes en tiempos de lluvia, cuando los mosquitos hacen de estos neumáticos viejos sus hogares, reproduciéndose en ellos sin control y afectando a la población, la cual se ve en peligro de que se produzcan epidemias de enfermedades graves como el dengue, el Zica y la chikungunya.
Además del potencial problema epidemiológico que se encuentra latente en los neumáticos fuera de uso no gestionados, está también presente la situación de que los neumáticos viejos constituyen un tipo de desecho de muy rápida y fácil combustión, de manera que los riesgos de que se lleguen a producir incendios en estas acumulaciones, se encuentra siempre presente junto a los posibles daños ecológicos y sanitarios, que genera el humo que se produce a partir de la combustión de las llantas usadas.
Por todo eso es que resulta tan positiva la gestión que se está llevando a cabo en el municipio Mosquera de Cundinamarca (Colombia), donde “Sistema Verde”, una empresa dedicada a la recolección y reciclaje de neumáticos fuera de uso, y de otros artículos como recipientes y productos hechos con plástico, inauguró recientemente una planta de reciclaje, que se dedicará a la transformación de neumáticos viejos en un combustible que será utilizado en plantas cementeras, disminuyendo así la necesidad de emplear carbón para estos fines, lo que se traducirá en una disminución del impacto ecológico que genera el procesamiento de ese carbón.
Esta planta de reciclaje, que cuenta con un espacio de 3.300 m2, tiene la capacidad para procesar anualmente 55.000 toneladas de llantas y otros residuos, pero además de ello, constituye un centro de generación de puestos de trabajo vinculados a una economía sustentable, factor que resulta importante para el bienestar de los habitantes de la región.